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MOLDES MENTALES: LO QUE HAY ESCRITO EN EL CEREBRO

Nuestra capacidad cognitiva es tan grande que olvidamos que el cerebro es una estructura condicionada evolutivamente, provista de moldes mentales.

Nos creemos más libres de lo que en realidad somos ENLACE. Y esa falsa creencia, que nos hace aventurados, osados e inconscientes, es fruto también de la sabiduría evolutiva. Es producto de la necesidad. Un exceso de consciencia nos paralizaría, acabando con nuestra especie.

El cerebro es el resultado de cientos de miles de años de evolución, millones de años en realidad. En ese proceso, su desarrollo ha sido una constante confrontación con la realidad. El último escalón ha sido un pliegue del cerebro sobre sí mismo, justo en el córtex frontal, que nos ha iluminado con la consciencia. Pero debajo de ese pliegue, subsisten las viejas estructuras, necesarias, inevitables. El problema está en nuestra consciencia unida al desarrollo cultural y tecnológico de los últimos 2.000 años, y especialmente de los últimos 75. Cada vez crecemos más vertiginosamente y nuestra mente no puede digerirlo, sus estructuras no pueden cambiar a ese ritmo.

PINKER NOS RECUERDA QUE NO SOMOS UNA TABULA RASA (TENEMOS MOLDES MENTALES)

He estado buscando algunos apoyos bibliográficos para esta idea de los moldes mentales.

Señalaré a STEVEN PINKER y su libro TABULA RASA (ENLACE). Ese libro ya llevaba un subtítulo que era toda una declaración: la negación moderna de la naturaleza humana. En el Pinker nos habla del mito cultural del buen salvaje, del dualismo, y de lo que me interesa aquí: la Tabula rasa: es decir, la negación de un precondicionamiento genético y evolutivo. Negar que la mente pueda tener características innatas.

Pinker defiende que el comportamiento humano es en buena medida consecuencia de adaptaciones que la psicología evolutiva puede explicar.

STEVE PINKER

Por mi parte, desconociendo a los autores que hayan desarrollado esta idea, elucubro que ese olvido de lo genético y evolutivo que nos condiciona es un hecho intencionado. En un mundo de mercado, libertad como eslogan y autogestión y mejora, es lógico considerarse una hoja en blanco sobre la que ajustar las cuentas con los tiempos que corren. Más que lógico, es conveniente, aunque niegue la realidad.

Porque el peso y la marca evolutiva no pueden negarse. No llegaremos muy lejos ni llegaremos bien, sin contar con eso, sin reconocer nuestro equipamiento y lo que va a limitarnos, condicionarnos y empujarnos a ver la realidad bajo ciertas premisas.

PEDRO HERNÁNDES Y JORDAN PETERSON: EL HOMBRE SIN CONDICIONANTES NI MOLDES MENTALES. EL ERROR DE VOLVER A LA TABULA RASA.

Dos autores que me he encontrado parecen participar de ese adanismo de la Tabula Rasa. Digo parecen. El primero es Pedro Hernández (ENLACE AL AUTOR), que tiene publicado el libro Moldes de la mente (ENLACE). Al echarle un vistazo, encuentro que declara que esos moldes mentales son constructos cognitivos. Por tanto su trabajo descansa sobre un desarrollo cultural y pretende operativizarlo. Pero no parece tener en cuenta ahí el profundo hecho de que tanto esos moldes mentales como la propia estructura del cerebro, está en parte determinada por su formación evolutiva.

El siguiente autor es Jordan Peterson. (ENLACE)

Peterson recurre a diversas consideraciones culturales, principalmente religiosas, de valores y basadas en el esfuerzo y la disciplina, para asentar el sentido de la vida y la forma de desarrollar la existencia. No digo que eso no tenga algo de cierto, es más, lo comparto. Pero dicho así, es negar justo de lo que estoy hablando.

Peterson nos cita la maya, de los textos védicos, para hablarnos de que el ser humano está cegado por sus deseos y es absolutamente incapaz de ver las cosas tal y como son. La atención a lo que quieres supone una ceguera. Pero el resuelve esa ceguera con esfuerzo y disciplina. Para Peterson la condición del hombre es una lucha para superarse y vencer. Tiene una posición estoica y a veces espartana del hombre. Desde esa visión, interpreta esa ceguera del hombre como un acto voluntario, cuando es producto de esos moldes con que estamos provistos para entendernos con la realidad.

Peterson nos cita un interesante y conocido experimento que muestra como actúan los moldes mentales, como determinan lo que vemos delante de nuestras propias narices.

El pase Invisible – Test de atención (español) – YouTube

SUPERAR NUESTROS MARCOS CONOCIENDO NUESTROS MOLDES MENTALES: TECNOLOGÍA DE LA CONDUCTA.

Peterson no nos habla del conocimiento necesario para entendernos, y de cómo aplicarlo a nuestro autoconocimiento personal. No nos dice que hay que atender a estructuras y MOLDES que nos afectan más allá de lo que podamos pensar. Parece adscribirse al mismo modelo de TABULA RASA que hemos comentado.

Los tiempos han cambiado, que diría Dylan, y hace ya algunas décadas que tenemos cada vez más conocimiento sobre esas estructuras evolutivas, sobre cómo funciona el cerebro. Es ahora, recientemente, cuando se empiezan a poner en relación con nuestro comportamiento diario y nuestros problemas vitales. La forma y el funcionamiento del cerebro ha salido de los departamentos de universidad y está cada vez más en la calle. Nos hacía falta.

El hecho biológico y evolutivo del cerebro está en relación directa con los patrones básicos de supervivencia. En origen, es la supervivencia la que define los moldes mentales que nos afectan. Esos patrones básicos son seguridad en un mundo hostil el primero de todos. Es la supervivencia el primer factor que nos define y muchos otros vienen detrás.

El siguiente molde en importancia, consecuencia directa de la búsqueda de seguridad es el molde social, la búsqueda de pertenencia a una manada, una tribu, un grupo. Sin los otros no somos. Cualquier que haya visto un documental de la 2 habrá comprobado lo importante que es para cualquier mamífero su manada y cómo hay todo un repertorio de patrones sociales en el que se entienden y compiten, para pertenecer o dominar.

Actualmente seguimos bajo el impulso de esos patrones sociales, pero el tremendo avance tecnológico nos despista. Sin embargo, se podría analizar un vídeo de TIK TOK y los comentarios que escriben sobre el mismo con las mismas claves que esos documentales, y ver cómo se compite y se trata de mostrar una identidad y un opinar como forma de pertenencia a un grupo. No dudo de que es ese impulso de pertenencia tan potente, producto de tanto tiempo de evolución, el que ahora nos hace querer ser vistos, mostrarnos, en las redes digitales. La novedad que nos puede desconcertar es que las redes no permiten la presencia del cuerpo y sus reglas tienen algo diferente. Es ese algo lo que nos pierde, al faltar el cuerpo y la presencia. Por eso estamos en sociedad más que nunca, pero más solos que nunca tal vez.

Cerén

He querido desarrollar algunos moldes mentales, los que me han parecido más influyentes en nuestra vida. Como una primera aproximación, los he puesto en relación con nuestros propósitos y planes de vida en el curso ROMPE TUS MOLDES, ¡CAMBIA! ENLACE

Recientemente he estado hablando aquí y en Instagram de APEGO (ENLACE). Ese sería un molde mental. No es algo meramente cultural, sino que venimos diseñados para apegarnos. Hay todo un aparato cultural que nos invita a desapegarnos, como si quisiera liberarnos de nuestro peso animal. Esa tensión nos puede aportar pero tiene que equilibrarse reconociéndonos seres apegados, vinculados y circunscritos a lo que nos rodea y nos da seguridad. Si no, es caminar en el vacío.

El CAMBIO (enlace) real requiere este conocimiento.

CONCLUSIÓN

Hay otros moldes mentales que nos afectan en el vivir cotidiano, nos condicionan, peleamos contra ellos. La idea que propongo es no pelear con ellos, sino conocerlos y autoconocernos, para poder apoyarnos en ellos, para poder ponerlos de nuestra parte. La idea, es ser más libres, asumiendo nuestros límites.

Solo sabes quién eres realmente cuando conoces tus límites.

Los moldes mentales son estructuras evolutivas, físicas, biológicas, con las que pudimos entendernos con la realidad en nuestro largo pasado y que siguen ahí. Tratar de comprender la realidad y desarrollarnos en ella sin tenerlos en cuenta nos lleva a frustrarnos y nos deja cojos.

Hay toda una tecnología de la conducta que nos puede indicar cómo funcionan y qué hacer con ellos para lograr un mejor equilibrio entre nosotros y ese mundo exterior en el que queremos desarrollarnos y vivir.

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