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¿Podemos salir bien de esta cuarentena psicológicamente?

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A los psicólogos nos preocupa qué consecuencias tendrá a nivel psicológico todo esto que nos está pasando, nos crea inquietud e incertidumbre. Es una situación que no habíamos vivido nunca: Estamos todos confinados en casa y con el miedo social a una pandemia y otro añadido a las consecuencias económicas que todo esto va a tener. ¿Qué mundo nos espera tras esto? ¿Qué sentido da a nuestra existencia y su fragilidad? ¿Cómo es posible que un mundo avanzado, tecnológico y capaz pueda padecer así? Son muchas las preguntas que pueden pasar por nuestra cabeza al respecto.

La psicología (la social, la clínica y la educativa) se pregunta en qué medida todo esto que nos pasa lleva a un malestar psíquico inevitable y por tanto a un panorama de ansiedad, trastornos psíquicos y traumas que conllevará, sí o sí, toda esta crisis.

¿Es así? ¿Puede afirmarse que no podemos escapar a ese daño?

Intentaré precisar razones que apuntan a esa posibilidad, y también las razones que nos pueden librar de ello, porque es posible y así creo que será para una mayoría, que salgamos de esto sin necesidad de llevarnos en la mochila un trastorno psicológico.

coninamiento  Por un lado los psicólogos sabemos que las alteraciones imprevistas de nuestros hábitos y rutinas nos suponen una activación de nuestra ansiedad. La vivencia de la cuarentena es una limitación de nuestras actividades y un cambio que nos sitúa en un panorama desconocido y es por tanto estresante. Sin colegios, sin paseos, sin reuniones, nada de salir a comer. Pero no sólo está esa alteración en nuestro día a día, sino que además pende todo el tiempo sobre nosotros la amenaza constante, su devenir y estado, de la pandemia. Hay muertes, hay contagios, hay una sacudida de la vida tal y como la conocemos. Y además, hay que añadir el tema económico. ¿Cuántas familias viven en precario? ¿Cuántas con la sombra de un oscuro panorama donde peligran sus viviendas, su capacidad de sostenerse? ¿A cuántas les espera un futuro sin trabajo?

Añádase a esto aquellas familias que hayan perdido un ser querido en estas circunstancias y que han tenido que vivir aislados todo el proceso. Es obvio que hay razones para plantearse las consecuencias psicológicas. ¿Pero significa que han de darse esas consecuencias sí o sí?

Pues no. Dependerá de otros factores también. ¿Y cuáles?

En primer lugar dependerá de nuestro estado psicológico al empezar todo esto y de cómo estas condiciones le afectan. Así, para poner un ejemplo a la inversa, observo en diversos pacientes a los que trato que ahora precisamente que se ha parado el mundo se encuentran en una relativa estabilidad. ¿Cómo es posible? No les pasa a todos claro está, pero en algunos casos esta situación que vivimos se parece en algunos elementos importantes a la que viven ellos en su día a día afectados por su problema. De pronto, y por así decir, esta situación los «normaliza». Un paciente me decía, por ejemplo: «ahora nadie me dice que tengo que salir de casa». Claro. Aunque parezca raro, esta situación excepcional puede tener ese efecto de «normalizar» ciertos trastornos (no todos obviamente). Y además está el hecho de que quien convive con una afectación psicológica ha desarrollado capacidades para entenderse con ella, capacidades más o menos sanas, pero que le permiten afrontar su inestabilidad de alguna forma.

Pongo este ejemplo para verlo ahora desde el otro lado: la población estable y sin alteraciones previas también comprende y entiende que esta es una situación excepcional, que estamos en un momento que supone una irregularidad en nuestras vidas. Y desde ahí, puede relativizar todo esto, puede suspender su vida porque sabe que al final de la cuarentena podrá volver a ella (Y eso es lo que espera la mayoría de la población).señora en el balcón

Nuestra atribución, el sentido que le demos a lo que nos está pasando, será clave a la hora de salir de esta situación con la mayor claridad psicológica posible. Y esa es una pista muy importante que puede ayudarnos a superar todo esto de la mejor de las maneras. De ahí todos los gestos humanos, los encuentros en el balcón (importantes porque añaden la poca presencia física que hay en todo esto, al vernos unos a otros los vecinos), los vídeos virales de humor, de humanidad. Los mensajes que den desde radios y televisiones serán también de gran importancia y de la misma manera lo será nuestra capacidad para aplicar un filtro que nos permita desconectar de toda esta riada de información, de imágenes constantes, sobre el mismo tema. Es bueno tener un sentido, un mensaje, y no lo es vivirlo como una presencia obsesiva y machacona.

Así pues, tener un sentido que atribuir a todo esto, un sentido de grupo, de unidad, de empatía social, de meta (venceremos al virus), sentirse uno con los otros y que todo eso dé un significado a nuestro encierro, supone un hecho que podría sacarnos de ese panorama del malestar y la psicopatología sí o sí.en casa

Porque cuando el ser humano hace una correcta atribución de aquello que le está pasando el riesgo del sufrimiento y la enfermedad disminuyen. Y aquí entendemos por correcta cualquier atribución que le dé un sentido a aquello que vivimos. Puede haber dolor, puede haber ansiedad, estrés. Pero ese sentido los explica, los canaliza, y desde ahí seguimos adelante.

Ya nos decía Victor Frankl por boca de Nietzche: Quien tiene un porqué tiene un cómo. Yo enfoco esto desde las narrativas terapéuticas en mis sesiones y he aprendido de ellas y de la Neuropsicología que es muy importante qué historia nos contamos de lo que nos está pasando y de lo que nos ha pasado. Cuando conseguimos crear «una buena historia», una historia que nos significa y que «justifica» el dolor y los actos que nos tocaron en suerte, el dolor se canaliza y la experiencia así atribuida nos permite seguir con nuestra vida, esa que ahora está en pausa.

Es bueno que todos tengamos claros y presente (y creo que eso se está dando) por qué estamos en casa y qué es lo que está pasando y qué hacemos al respecto. Es bueno que los niños tengan una respuesta a su malestar por el encierro en ese sentido también (aparte de otros, como el apego, la rutina dentro de casa, etc…), que sepan cuál es nuestra «misión» ahora. Es bueno tener rituales, los seres humanos los buscamos de forma instintiva, de ahí los aplausos a las 8, como una forma de hacer piña y decirnos: aquí estamos, saldremos, y ahora nos lo recordamos.

De hecho, un efecto positivo que muchos están sintiendo es ese. Un efecto paradójico por el que experimentamos que estamos más como parte de una sociedad que ante esta adversidad responde y se une, se apoya. Tal vez por ello sentimos que podemos aprender algo de esto y crear una forma de estar mejor. Aunque para eso será necesario que cuando todo vuelva a la normalidad no olvidemos lo aprendido, lo cual a veces es otra historia, una que guarda relación con lo aquí explicado pero más difícil: la de atribuir nuevos significados a nuestra vida normal y cambiarla a la luz de estos hechos insólitos. Hacerlo sería cerrar ese círculo del crecimiento y aprendizaje que nos completa como seres humanos. No hacerlo será condenarnos a repetir los mismos esquemas, olvidar que somos todos una comunidad conectada e interdependiente que prospera unida y reconocida al verse y apoyarse constructivamente.

P.D.: Si quieres tener una sesión ONLINE conmigo puedes consultarme precios y horario en el 687064954, figura en el blog. Puedes consultar mi perfil profesional en la página mundopsicólogos buscándome por mi nombre y ver las recomendaciones y mis áreas de atención. Soy especialista EMDR en ansiedad y trauma, psicólogo clínico colegiado.

 

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