PROGRESO Y CRECIMIENTO: Perder la sabiduría por unas tetas
En la curiosa película Samsara (enlace directo para verla en YOUTUBE), un monje tibetano ha estado años meditando en una cueva. Ha logrado la plenitud de la sabiduría, y sale al mundo. Nada más llegar al primer pueblo, ve a una mujer amamantando a un niño y se fija en sus pechos. Entonces queda lujuriosamente atrapado por esa visión. De inmediato comprende que ha de abandonar su vida y empezar otra. Busca una mujer, se casa y tiene hijos, para vivir esa vida. Hasta que al final, todo comienza de nuevo.
Este concepto de la vida, como una extraña rueda, que tiene inscrita en ella una espiral tiene mucho que ver con la idea que vengo a explicar aquí del crecimiento. El crecimiento entendido como sabiduría, como plenitud. Y quiero oponer a esta idea otra más pobre, más lineal, más adscrita a los modelos de consumo, productividad y desarrollo de esta sociedad: el progreso. Aquí el camino personal, o social, es entendido como una acumulación lineal ascendente. Siempre vamos a más y todo lo que resta es desechable o es un error.
PROGRESO Y CRECIMIENTO: ESPIRALES CONTRA CURVAS DE LOGRO
He explicado muchas veces en terapia el avance vital como una espiral. Das una vuelta y sientes que has avanzado mucho. Llega a suceder incluso en los primeros compases, en pocas sesiones. Sin embargo, llega un momento donde todo parece de nuevo venirse abajo, como si nada de lo logrado valiera y tuviéramos que empezar de nuevo. A eso le llamo la segunda vuelta de la espiral. Estamos recorriendo las mismas partes del territorio, y en esa segunda vuelta nos enfrentamos a ellas y vemos la difcultad del cambio. Sin embargo, algo ha cambiado, nuestra perspectiva, nuestra visión de ese panorama vital es diferente en algo. Ese algo, es el fino hilo de la primera vuelta de la espiral.
Según seguimos y profundizamos, damos más y más vueltas, enfrentándonos desde diferentes etapas, momentos vitales y aprendizajes, a nuestra vida. La espiral va creciendo hacia afuera, y a la vez, contempla ese centro dónde está aquello que sentimos. Pero como hay más vueltas dadas ya, está más visible esa cuerda circular. Esa cuerda que ha girado varias veces es todo el camino de consciencia, experiencia y aprendizaje. Es nuestro proceso. No es un mero cúmulo de pautas, no es información aprendida, ni siquiera una capacidad que hemos desarrollado. Son una amalgama de vida puesta a prueba bajo la luz de la conciencia, el análisis y el compromiso.
PROGRESO Y CRECIMIENTO: ACEPTAR EL CURSO DE LA VIDA
Aceptar requiere contemplar, ver compasivamente. Progresar es mirar para cambiar o adquirir lo que nos interesa de esa realidad, perdiendo multitud de significados.
He citado nada más empezar la película Samsara porque en su comienzo ya nos da una magistral lección de lo que supone la aceptación en la vida. Ese monje, tras un largo camino espiritual y años de meditación en una cueva, sucumbe a los apetitos carnales. Y es TAN SABIO, que no duda un instante en entregarse a ellos, porque comprende que esa vuelta de la espiral no ha sido recorrida, y la vida y su sentir se la piden. Su sabiduría está ahí, en saber entender las señales y seguirlas, sin titubeos (porque es sabio, el resto de mortales nos debatimos y dudamos).
PROGRESO Y CRECIMIENTO: LA VIDA COMO PROGRESO ES UNA EXPERIENCIA LIMITADA DE LOGRO Y AVANCE
Pero este ejemplo y lo que hablo y propongo como crecimiento se oponen frontalmente a una idea que se ha instalado en nuestra sociedad y en el mundo de la psicología: el progreso.
En el progreso, todo es lineal, y la experiencia del monje es un fracaso. De la misma forma, esa segunda, tercera y siguientes vueltas en la espiral del autoconocimiento y crecimiento personal, son idas y venidas que no nos están llevando a nada. No hay una meta que logremos. Porque las metas son lineales, ascendentes y claras. Y la vida, a poco que la conozcas lo sabrás, no es así.
En la idea de progreso funcionamos sobre objetivos, metas, soluciones, logros. Mientras que nuestro crecimiento vital no funciona de esta manera. De hecho, es esta verdad la que explica que alguien pueda tenerlo todo (todo lo que ambicionamos tener) y no ser feliz (ver entrada)
LO QUE DEJAMOS FUERA (LA VIDA)
Si recurrimos a la terapia existencial, solo con mirarla nuestra vida está condenada al fracaso, en términos de productividad y progreso. Todos vamos a morir, hagamos lo que hagamos. El dudoso consuelo de que nos recordarán, difícil de lograr, no está claro que justifique una vida para dejar memoria. Sobre todo, atentos, cuando para lograr eso seamos nosotros los que acabemos sin memoria de haber tenido una vida. Este es un hecho importante, decepcionante, que muchas personas de éxito, históricas algunas de ellas, han atestiguado en sus biografías: para todo esto que hice, para esta huella que dejo, para esta memoria, he sacrificado gran parte del estar, del vivir.
Este es tal vez el distintivo más peligroso de la idea de progreso. Poner el foco en una meta y los logros, nos roba la experiencia de lo que vivimos. Siempre que buscamos un objetivo tendemos a poner todo en él, y lo que pasa en el camino es accesorio.
Lo que principalmente define una vida es la experiencia que tenemos de vivirla, pero lamentablemente también este término ha sido devaluado por la actual corriente de pensamiento. Hoy una experiencia es algo que deja constancia de que hemos vivido, pero externamente. Necesita likes (instagram), estados de whatsaap y ser vista. Y por eso cada vez más las experiencias son actos en los que posamos para ser fotografiados. No vivimos algo que merezca ser recordado, sino que al recordarlo nos diga que hemos vivido. Da igual que en el momento no fuera nada más que un acto más entre el bullicio de actividades.
LA VERDADERA EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA
Pero los existencialistas no se referían a este acto devaluado como experiencia. Ellos hablaban de experiencias significativas. Y para eso, tenía que haber autenticidad, flujo, consciencia y que aquello en lo que estás sumergido te atraviese. Estar vivo y ser con el acto. Realizarse, en su máxima expresión.
PROGRESO Y CRECIMIENTO: UN SISTEMA QUE NOS HACE INFELICES, LA NECESIDAD DE HUMANIZAR NUESTRAS VIDAS
“La razón hoy está desvinculada de los aspectos más profundos y fundamentales de nuestra psique, y temo que nos arrastrará hacia adelante, , por el hocico, como a una mula borracha”. Extraída de la “novela” MANIAC, esta cita es pertinente para este artículo. Hemos creado un ideario para vivir, y lo estamos llenando de opciones y opiniones. Pero carecemos de un plan y sobre todo – y lo peor – de un sentido para todo esto.
Nuestro progreso es imparable, exponencial. Pero no está respondiendo a ninguna de las grandes preguntas y cuestiones que la humanidad se ha hecho. Esto es lo que nos está llevando a la ansiedad, al vacío.
Toca esa búsqueda de significados, esa narrativa propia. Toca humanizar. Tal vez sea necesario bajarse un poco de este tiovivo. Seguramente. Toca ir en busca de un sentido. Y no solo propio, con eso no llegaremos muy lejos. Somos animales sociales, y necesitamos un sentido colectivo, que nos una y cohesione.